26 septiembre, 2007

Esperanza

Ayer charle con Arturo, un amigo que pensé olvidado por la distancia y la falta de interés de ambas partes. En verdad me sentí satisfecho al saber que las buenas amistades se mantienen a pesar de todo, el tiempo, la distancia y las actividades distintas que ocasionan que no existan puntos en común. Al menos no muchos.

Algo que me viene a la mente junto a su imagen es que en el momento en el que lo conocí había sentido que no podría tener buenos amigos de nuevo. Venia aprendiendo la lección de una mal finalizada amistad. Aunque se que conozco a mucha gente, no siento que tenga buenos amigos en todos, al menos no por lo que alcanzo a comprender.
Sin embargo no he podido cerrarme a esa alternativa, pues a pesar de lo que sea siento que me son necesarios los buenos amigos.
Ayer respondí a un mail sobre la desconfianza que puede haber en un grupo muy selecto de personas, pues yo no sentí que debiera ocurrir. Me sorprendió enterarme que a pesar de que todos los ahí incluidos nos conocemos y sabemos de cada uno de los que vamos integrando, había quien no se sentía en confianza... Extrañezas de la vida, pero si no se da el momento para confiar en alguien, no veo por que permanecer en tal lugar.

Me agrada saber que pude charlar con Arturo como si nos hubiésemos despedido apenas hace unos días, siendo en realidad un par de años los que dejamos de estar en contacto.Sentí la confianza que le falta al exclusivo grupo del que formo parte. Donde no solo hay conocidos, sino personas. Donde las diferencias existen, sin buscar evitarlas. Ahí en el sitio donde solo algunos estamos, donde ninguno desea contactar a los otros...


Aun tengo esperanza pues aun conservo a los buenos amigos...

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